WERT vs ERASMUS

03.12.2013 19:59

Hace unas semanas se desató una polémica relacionada con las becas Erasmus, que permiten a un elevado número de estudiantes universitarios movilizarse a otros países europeos y realizar allí sus estudios durante una parte del curso lectivo o el curso completo. La polémica tuvo su parte responsable en la figura del ministro educación Wert, que junto a las protestas producidas por la nueva ley de educación (LOMCE), se ha convertido en uno de los políticos peor valorados de la clase política en nuestro país.

En un comunicado realizado por el ministro, se afirmaba que el presupuesto de Erasmus se reducirá, así como el número de estudiantes debido a los nuevos criterios de formación a nivel europeo. Tras una espiral de comunicados, explicaciones y después desmentidos, la misma comisión europea, tildo de “basura” los comentarios de Wert, declarando además que España recibirá un 4% más de presupuesto respecto al año pasado.

Las declaraciones del ministro, suponía que muchos alumnos de este mismo curso perdieran la percepción económica por parte del Estado, en torno a 3 millones de euros. Por lo que la cantidad sobrante iría destinado a aquellos que no hayan obtenido la beca del MEC. Aunque finalmente el ministro Wert rectifico ya que incluso fue criticado por miembros de su propio partido, juventudes del Partido Popular, el debate estaba servido.

Cabe la posibilidad de que en los próximos años los requisitos para obtener una beca Erasmus, sea efectivamente el haber obtenido una beca del MEC, bajo la premisa de que sean aquellos más necesitados los que disfruten de la beca Erasmus. Bajo dicha percepción personalmente estoy de acuerdo, pues una persona cuyos recursos sean elevados, no tiene porque el estado financiar algo que puede ser financiado por uno mismo, según la base de justicia social y por supuesto de optimización de los ahora maltrechos recursos económicos. Sin embargo, basarse únicamente en criterios de obtención de la beca del ministerio, no me parece del todo justo, pues existen personas que sin haberla obtenido por haber estado por ejemplo trabajando, no significa por ello que tenga recursos suficientes para poder pagarse una estancia de varios meses en el extranjero. Por lo que estaremos dificultando aun más a un cierto sector de la clase media en mejorar ciertas competencias que potencialmente una persona puede adquirir con esta experiencia y que repercutirían directamente en su futura calidad vida laboral. También se verían perjudicados otros alumnos que no hayan obtenido la beca o ayuda del MEC, porque su familia sobrepase ligeramente los rangos económicos establecidos como criterios de obtención de la beca del ministerio. Sinceramente, creo que existiría un gran número de afectados y en la mayoría de los casos, seguramente tendrían problemas y más cuando normalmente los países a los que se va suelen ser más caros que España. Tal vez sería necesario ampliar esos criterios económicos para que un mayor número de estudiantes de clase media se vean favorecidos y no basarse exclusivamente en estar becado por el ministerio.

 

Claro que, dentro del debate suscitado alrededor de esta cuestión, existen diversos puntos de vista. Y uno de ellos son aquellas personas que no ven con buenos ojos que se destinen recursos económicos públicos para  financiar “borracheras y fiestas” de estudiantes que después vuelven sin unos conocimientos mínimos del idioma de donde han realizado la estancia. Es lógico este pensamiento en los tiempos que corren y es verdad que es necesario optimizar como hemos comentado antes los recursos económicos. Aun así, creo que realizar ese tipo de comentarios es desde mi punto de vista generalizar demasiado y desde mi propia experiencia como becado de Erasmus (también del MEC) no puedo más que discrepar.

 

Efectivamente pueden existir personas que solo no aprovechen este año y al final de este no hayan aprendido nada acerca del idioma o cultura del lugar, pero tengo que hacer un gran esfuerzo para recordar de mi año de Erasmus quienes fueron. Solamente por el hecho de buscar vivienda, comer, escuchar aunque sea poco la televisión, las personas que se cruzan contigo diariamente, se me hace difícil pensar que al menos no se aprenda mínimamente el idioma (que alguno habrá no lo niego).

 

Si me gustaría enfatizar lo beneficioso de esta experiencia para la persona y para la sociedad. Desde un punto de vista académico es interesante en cuanto que conoces otras formas de enseñar, aprender, puntos de vista, etc. Pero creo que una de las grandes potencialidades de esta gran experiencia es en cuestiones que no pueden medirse. Se puede medir cuanto idioma sabes, se puede medir cuanta nota has obtenido en una asignatura determinada, pero existen otros parámetros de aprendizaje que son cualitativos,  y son difíciles de medir.

 

Existen muchas fiestas en ese año de Erasmus, habrá quienes hayan bebido tanto que ni se enteren de lo que le rodea. Pero una gran mayoría, disfruta del momento con lo que se suele conocer con "el puntillo" de la bebida más barata. Los pasillos de una casa determinada de Erasmus noruegos o alemanes, italianos  qué más da, que no conoces pero a donde todo el mundo va. En algunas ocasiones entorno a cien personas, con ganas de aprender, de saber, quien eres, de dónde vienes, que estudias, conversaciones de todo tipo, políticos, educativos, temas mas banales (y no por ello menos importantes), ese esfuerzo por hacerte entender, te hace activar tu capacidad idiomática y lingüística. Por supuesto existen experiencias negativas, personas nativas que tienen cierta aseveración hacia los extranjeros o muchas otras, es también necesario, pero sucede en un lugar que no es tu país, cierto grado de inseguridad te viene a la mente, pero existe un sentimiento de grandísima solidaridad entre tus semejantes de Erasmus, de todos los lugares. Personas que encuentran pareja de otros países o el mismo, personas que en un futuro gracias a esta experiencia consiguen un gran trabajo en un país de europa, otros colaboran después de la experiencia desde sus respectivos países para trabajar juntos en un proyecto sobre economía, ciencias y muchos otros casos más.

 

Desde una percepción idealista en la que educación debería ser igual a felicidad, no tengo ninguna duda de que la experiencia Erasmus, se aproximan a esta visión. Quizás no debemos obsesionarse con la meritocracia, mejorar u optimizar los resultados académicos de este año sin lugar a dudas debe de ser un objetivo, pero sin que se cercene la naturalidad con la que se vive esta experiencia y sobre todo que pueda disfrutarlo el mayor número de personas posibles, pues es tan positiva, que es una de las mejoras formas de construir como mínimo una mejor europa, con ciudadanos que conozcan mejor la idiosincrasia de resto de países de la unión, por no hablar del resto del mundo.