La Educación Prohibida (German Doin, 2012)

Trata sobre diferentes propuestas educativas basadas en la idea de que la educación debe apuntar al crecimiento integral del ser humano.
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No es casual que entre las numerosas citas del documental encontremos la siguiente de Paulo Freire: "Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrarlas". Sí choca, sin embargo, que el documental comience con el mito de la caverna de Platón, cuando es precisamente este autor el que se ha tomado de referencia en varias ocasiones (aunque citando su obra "La República")  vinculándolo a la perspectiva de la enseñanza enfocada en las materias (paradigma técnico), entendiendo éstas como base necesaria para el posterior desarrollo laboral del individuo, y de esta manera, parte activa de una sociedad justa.
 

Podemos hablar en la Educación Prohibida de una crítica a la enseñanza tradicional, "una modelo de escuela del SXIX, con profesores del S XX para alumnos del S XXI" y, concretamente, de una crítica a la supremacía del paradigma técnico positivista impidiendo un desarrollo de la creatividad individual ("no somos números") y una crítica a la estandarización curricular.

El documental se estructura de una forma demasiado extremista articulando una serie de ideas que, no obstante, merecen ser reflexionadas: la necesidad de fomentar un aprendizaje profundo, de aprender haciendo, de conseguir una escuela activa, cómo fomentar el pensamiento divergente en lugar de anularlo, educar las ganas de vivir, la inteligencia holística (visión integrada), basar las experiencias educativas en la voluntad del niño y su automía, los aspectos negativos de la concepción de la escuela como mecanismo de control social o "fábrica de ciudadanos" etc.
 

Todas estas consideraciones nos parecen valiosísimas, no obstante, consideramos peligroso defender el extremo opuesto al positivismo radical. Los contenidos son imprescindibles en la educación, conseguir unos estándares mínimos es garantía de calidad, no sólo homogeneización. El olvidar esto genera precisamente desigualdad, el "cada uno a su ritmo" lleva en ocasiones asociada la amenza de que existan gente "menos" preparada que otra.

Fomentar la individualidad creativa y la libertad social no tiene por qué implicar dejar de lado el conocimiento.